Amigo: Se que existes, pero ignoro tu nombre, no lo he sabido nunca ni lo quiero saber, pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre que es el único modo de hablar de una mujer.
Esa mujer es tuya, pero también es mía. Si es mas mía que tuya, lo saben ella y dios. Sólo se que hoy me quiere como ayer te quería, aunque quizás mañana nos olvide a los dos.
Ya ves: ahora es de noche. Yo te llamo mi amigo; Yo, que aprendí a estar solo para quererla más; Y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo; Y tú, que no lo sabes, no la despertarás.
¡Qué importa lo que sueña! Déjala así, dormida. Yo seré como un sueño sin mañana ni ayer. Y ella irá de tu brazo para toda la vida, Y abrirá las ventanas en el atardecer.
Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino. Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho camino para andar, Y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino, ni siembro nada nunca, cuando voy hacia el mar.
Y pasarán los años favorables o adversos, y nacerán las rosas que nacen porque sí; Y acaso tú, algún día, leerás estos versos, Sin saber que los hice para ella y para ti. . .
Esa mujer es tuya, pero también es mía. Si es mas mía que tuya, lo saben ella y dios. Sólo se que hoy me quiere como ayer te quería, aunque quizás mañana nos olvide a los dos.
Ya ves: ahora es de noche. Yo te llamo mi amigo; Yo, que aprendí a estar solo para quererla más; Y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo; Y tú, que no lo sabes, no la despertarás.
¡Qué importa lo que sueña! Déjala así, dormida. Yo seré como un sueño sin mañana ni ayer. Y ella irá de tu brazo para toda la vida, Y abrirá las ventanas en el atardecer.
Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino. Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho camino para andar, Y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino, ni siembro nada nunca, cuando voy hacia el mar.
Y pasarán los años favorables o adversos, y nacerán las rosas que nacen porque sí; Y acaso tú, algún día, leerás estos versos, Sin saber que los hice para ella y para ti. . .